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ACCIDENTE AÉREO EN ARTEAGA

 

Marco A. González Galindo

Buscando información en la Hemeroteca del Archivo General del Estado, particularmente del periódico El Sol del Norte (6 de octubre de 1959), me encontré una noticia sobre el fatal accidente (ocurrido el día anterior) en Arteaga, de los pilotos del escuadrón de la Fuerza Aérea Mexicana, que estuvo ubicado en el aeropuerto Plan de Guadalupe de Ramos Arizpe.

 

Recordé, siendo yo muy joven, el paso del escuadrón, cuando, raramente se veía volar a varias naves juntas, se escuchaba el impresionante ruido de los motores, unos de repente se aceleraban, siempre me llamó la atención de que nunca estaban parejos y que se oyera como en las películas de guerra, el vuelo no era muy lúcido, al ritmo del sonido de los motores los aviones subían o bajaban, desalineándose de la formación.

 

Los aviones eran grises con el emblema de la fam, un triángulo tricolor que aparecía en la parte trasera del fuselaje en ambos lados y en las alas.

 

Los aviones de dos plazas eran los at- 6 b Texan de entrenamiento clasificado como avanzado, aunque la FAM los consideraba como aviones de combate; fueron fabricados por la North American Aviation, misma que produjo el famoso caza Mustang P 51.

 

En esa época, la FAM pasaba por graves penurias presupuestales y el equipo de la era de la Segunda Guerra Mundial ya estaba obsoleto pero, lo que es peor, con muy poco mantenimiento debido a la escasez de refacciones. Mi padre nos llevaba a verlos al aeropuerto. No podíamos acercarnos. Veíamos los aviones a lo lejos formados en la pista. Se veían hermosos. De aquí me nació la idea de ser piloto militar. Claro, eran mis héroes.

 

Obviamente los sueños de mi niñez eran rápidamente truncados por las preocupaciones paternales que veían un peligro la carrera de piloto, adiós, Zapopan, Jalisco y Colegio del Aire. Recuerdo el accidente vagamente, por los comentarios que se hicieron y que fueron muchos y por mucho tiempo, como la anécdota de la vaca que murió en el percance y que luego fue cobrada por el propietario a la zona militar.

 

Después tengo entendido que hubo otros accidentes más en ese escuadrón, aunque menores finalmente, y creo que eso me tocó. Los vimos partir por última vez.

 

Recuerdo también, quizá, por esas fechas el accidente, un domingo muy temprano, de Carrillo Cedillo, hermano de los fotógrafos Alfredo y Antonio Carrillo Cedillo. Nunca salió de la barrena de su avión, estrellándose en el viñedo La Prieta, propiedad de don Jesús R. González frente al aeropuerto de Ramos. Allí duró mucho tiempo el monoblock de ese avión señalando el lugar del fatal accidente.

 

Un piloto célebre por sus locuras era Guadalupe “Lupe” Hinojosa, piloto atrevido. Se dedicaba a las fumigaciones. Despegaba del antiguo campo aéreo, lugar donde muchos de nosotros aprendimos a manejar, ubicado en bulevar Vito Alessio y el Periférico Luis Echeverría, y muchas veces aterrizaba en la carretera a Torreón para sobresalto de los automovilistas, simplemente para llegar al restauran de doña Usbelia a desayunar, allá por El Sol, pasandito Paila.

 

Lupe era cuñado de don José L. Udave. Murió en San Pedro de las Colonias al chocar con los cables de una torre de electricidad, cuando fumigaba.

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