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CAPILLA DE LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN

 

Jesús de León

Juan Landín Gómez (1720-1796), originario del reino de Galicia, vecino de la Villa de Saltillo desde 1741, fue propietario de una casa, ubicada entre el Callejón de Propios (tramo de Juárez a un costado del Palacio de Gobierno) y la calle de San Juan Bautista (actual Allende al sur) a media cuadra del parián. El comerciante era propietario de las haciendas de San Francisco de Asís, Hornandillo y De la Concepción. En esta última construyó la capilla a la Purísima Concepción (situada al suroeste de Saltillo) y conocida por todos como la capilla de Landín, que se conserva como una de las reliquias coloniales más importantes de la ciudad. Don Juan estaba casado con doña María Josefa de la Zendeja y Llanas con quien procreó dos hijos. En segundas nupcias casó con Catarina Sánchez, con quien tuvo tres hijos (Juan José, María Josefa y María Isabel). En su retiro, el comerciante dejó sus negocios en manos de Rafael Antonio Martínez de Abal, su administrador.

 

La leyenda cuenta que diariamente don Juan escuchaba misa auxiliado por un fraile franciscano que lo ayudaba con sus oraciones. Jamás se le volvió a ver en un acto público. Comenzó a correr la voz de que un fraile se aparecía a la entrada de la capilla de la Purísima Concepción y que llevaba en sus manos una imagen de Cristo crucificado. Quienes llegaban a ver la aparición corrían horrorizados al ver que la figura del fraile no tenía cabeza. Así surgió la leyenda del fantasma de Landín.

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