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En busca del archivo perdido 
(no es un juego de salón pero incluye tablero)

 

Jesús de León

Plano: Alejandro Cerecero.

¿Sabe usted dónde está nuestra memoria? No la suya o la mía, la de todos los habitantes de esta ciudad. Me refiero al Archivo Municipal de Saltillo. Sí, aunque no lo crea, es un lugar accesible y relativamente céntrico. Usted puede llegar y adentrarse al pasado prácticamente a pie, si vive en la zona centro. Si no, descuide. Sobran peseras y camiones que lo dejen por el rumbo. Pongamos por caso que anda paseando en la Alameda. Puede desembocar a la calle Victoria, caminar hasta la plaza principal y, después de contemplar por unos momentos el grandioso espectáculo de la fachada de Catedral, tomar por la calle Juárez hacia el oriente, hasta que se acaba, es decir, en su cruce con la calle Leona Vicario.

 

Si usted viene de Monterrey, cuenta con dos opciones. La primera, descender en la Terminal del Indio (bueno, el Indio ya no está ahí, pero le siguen llamando de ese modo) y caminar por el periférico Luis Echeverría hasta llegar a la Comandancia de Policía y, antes de que los uniformados lo arresten por sospechoso de lo que sea, le conviene doblar por la calle Pérez Treviño y caminar hacia el poniente, hasta Francisco de Urdiñola. De ahí sólo tendrá que caminar hasta Juan Antonio de la Fuente y doblar por esa calle, siempre hacia el poniente, hasta llegar a un modesto parquecito conocido como La Plaza de la Madre. A un costado de esa plaza se encuentra el Archivo.

 

Otra opción para llegar, que también parte de la Terminal del Indio, implica cruzar Paseo de la Reforma (¿Cómo? No lo sé, pero le aseguro que es una experiencia muy emocionante) y tomar un pesero o camión que diga 8 Morelos o Zaragoza. Cuando el transporte urbano que haya elegido, y que enriquecerá inesperadamente su vida social, enfile por la calle de Matamoros, tenga el cuidado de bajarse en Pérez Treviño, antes de que el camión dé vuelta y se interne en las estrechas y laberínticas calles del Centro Histórico, que en las horas pico se convierte inevitablemente en centro histérico. Evítese ser arrastrado por un mar de gente. Mejor, siga por Matamoros hasta Juárez y llegue a los vastos espacios de nuestro Archivo, donde sólo encontrará unos pocos, solitarios y silenciosos investigadores consultando viejos infolios y a los empleados de oficina y archivistas conversando en voz baja.

Por supuesto, no todos nuestros visitantes son peatones. Algunos llegan en coche propio. Contrariamente a lo que pudiera suponerse, para un automovilista llegar al Archivo representa un procedimiento un poco más complicado. Para remontar el río de la historia, habría primero que remontar en coche la calle de Juárez, operación imposible, puesto que esta vialidad es de un solo sentido (de oriente a poniente). Así que si usted parte del centro tendrá que resignarse a tomar la calle Juan Antonio de la Fuente, que va en sentido contrario a Juárez y doblar en Leona Vicario. En caso de que salga de la Alameda tendrá que tomar la calle Ramos Arizpe que después de su cruce con Allende se convierte en De la Fuente. Si usted viene de Monterrey, le bastará con desembocar desde el Distribuidor Vial al bulevar Presidente Carranza, cruzar el paso a desnivel bajo la Plaza del Congreso y salir a la calle de Allende y así hasta De la Fuente y seguir la conocida ruta.

 

 

Tomado de Gazeta del Saltillo, Año VIII, número 1, enero de 2006, p. 12.

No se preocupe. Cuando llegue a nuestro edificio no hallará problemas de estacionamiento: es un archivo histórico, no un moll. Para quienes vengan de otra parte de la República, la solución también es sencilla. Si llegan por autobús, basta con que tomen a la salida de la Central Camionera un Ruta 9, que los dejará exactamente a un lado de la Catedral y de ahí, por Juárez, hay que tomar el camino mencionado. Si usted llega en avión, bastará con que repita al taxista las indicaciones que hemos dado para los automovilistas en general.

 

Como ven, no puede ser más sencillo. Dicen que todos los caminos llevan a Roma. Afortunadamente para nosotros, los que llevan al Archivo Municipal son menos numerosos y con estas instrucciones le será sencillo a usted, estimado usuario, llegar hasta nuestros acervos, donde tendremos el gusto de atenderlo.

 

Por último, en caso de duda o confusión, le proporcionamos este pequeño mapa que le facilitará los puntos de referencia básicos.

 

Así que ya sabe. Lo estamos esperando.

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