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El Archivo más citado

Patricia Rodríguez Ochoa

El Archivo Municipal de Saltillo es uno de los archivos municipales más importantes y más frecuentemente citados del norte de México. Regino Fausto Ramón lo consultó entre 1885 y 1917 mientras preparaba su obra sobre historia de Coahuila.[1] Pablo M. Cuéllar también lo consultó para escribir su Historia de Saltillo y su Historia de Coahuila, lo mismo que Vito Alessio Robles para la confección de sus obras sobre Coahuila y Texas;[2] Bolton lo menciona en su guía sobre archivos mexicanos;[3] y Manuel Carrera Stampa nos regala una breve descripción de su situación en los años cuarenta: es un archivo “bien arreglado y catalogado, comienza en 1591,[4] con el tratado de la fundación del pueblo de San Esteban y concesiones hechas a los indios pobladores, y la colección de Actas de Cabildo. Tiene archivalia y muy variada que va de 1594 a 1940. Guarda documentación valiosa sobre colonización de pueblos, entre ellos San Antonio de Béjar (1731) e invasiones indias, y de la época de la Invasión Norteamericana 1845-1848. Algunos documentos están en lenguas indígenas. Este archivo se quemó en 1669”.[5]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La antigüedad de su documentación, que arranca de 1578, a pesar del incendio del siglo xvii, es comparable con la de otros archivos municipales norteños; el de Zacatecas posee documentación a partir de 1566; el de Monclova a partir de 1577 aunque es muy escasa para la época colonial; el de Hidalgo del Parral que posee un acervo colonial considerable tiene documentación desde 1631; el de Guerrero posee seis expedientes para el período 1795-1822; y el de Chihuahua guarda documentos desde 1739.[6]

 

Tradicionalmente el Archivo Municipal de Saltillo estuvo alojado en la sede del gobierno municipal que se encontraba en el centro de la ciudad. En 1948, año en que se funda el Archivo General de Historia del Estado, se trasladaron ahí sus documentos junto con los otros archivos municipales del Estado. Años más tarde regresó a un local del Ayuntamiento en la calle de Bravo. En los años setenta, en época del gobernador Óscar Flores Tapia, se construyó una nueva sede para el gobierno municipal en el boulevard Francisco Coss, prácticamente en las afueras de la ciudad, y ahí se trasladó el archivo para permanecer más de diez años en un segundo piso de características inadecuadas. En 1987, después de varios años de gestiones por parte de los responsables del archivo, se cedió un bello edificio porfiriano —una estación de ferrocarril que jamás fue utilizada como tal—, se acondicionó en forma apropiada y alberga actualmente el archivo, con espacio suficiente para los acervos y bellas salas de lectura para los investigadores y todo tipo de visitantes.

 

El Archivo Municipal de Saltillo debe su reciente transformación al trabajo e imaginación de Martha Rodríguez García, historiadora oriunda de la ciudad quien, al no poder llevar a cabo sus investigaciones históricas debido al desorden de los archivos locales, decidió organizarlos. Comenzó en el año de 1983, por el archivo del Ayuntamiento. Fue una tarea de enormes dificultades de diversa índole pero afortunadamente los resultados finales fueron excelentes. Su labor hubiera sido mucho más ardua si no hubiera contado con la invaluable ayuda del antiguo jefe del archivo, Ildefonso Dávila del Bosque, notable paleógrafo y conocedor minucioso del acervo histórico. Otras muchas personas colaboraron en el proceso y sus nombres han quedado en las diversas publicaciones que se han producido. El apoyo formal y financiero de las autoridades municipales, aunque difícil de obtener, finalmente llegó junto con un reconocimiento relativamente generoso. Es interesante señalar que durante los trabajos de reorganización del archivo cambiaron varias veces las autoridades del Ayuntamiento. El Archivo General de la Nación, por invitación de la propia Martha Rodríguez, siguió de cerca la transformación y, en algunos momentos, proporcionó información técnica de manejo de archivos.

 

Este archivo, como la mayoría de los archivos municipales, está formado por fondos antiguos y contemporáneos. Al iniciarse en 1993 los trabajos de reorganización y descripción, se estableció una división cronológica basada en la vigencia administrativa de la documentación. El archivo histórico quedó definido como el acervo que comprende desde el documento más antiguo, de 1578, hasta la documentación de 1940; el archivo de concentración, como el que abarca documentación de 1941 a 1978 y se mantiene en constante proceso de depuración;[7] y el archivo administrativo como el que comprende de 1979 en adelante y que es el que se produce y utiliza actualmente en las oficinas (de la administración municipal en turno).

 

Hay que recordar que un archivo es producto de las actividades administrativas de una institución pública y que su historia no se puede disociar de la historia de la institución que lo produjo. En el caso de los Ayuntamientos mexicanos, sus archivos son resultado de las gestiones oficiales que marcan la relación entre población y autoridades locales en el ámbito de la célula político-administrativa del país. Los documentos que se generan en esa relación reflejan por una parte las actividades y problemas inmediatos de las comunidades y, por la otra, acontecimientos más lejanos, pero que afectan la vida municipal.

 

Otra característica fundamental de estos archivos es que son expresión de la estructura y evolución de los ayuntamientos. A cada función de gobierno o administración corresponde un cierto tipo de documentación y todos los cambios políticos o administrativos necesariamente se reflejan en la estructura de los archivos, fuente fundamental en el estudio que está por hacerse de la historia del municipio mexicano.

 

 

 

NOTAS

1 Regino Fausto Ramón, Historia General del Estado de Coahuila, 2 tomos, Saltillo, Archivo Municipal de Saltillo y Universidad Autónoma de Coahuila, 1990, T. i., p. xiii.

2 Vito Alessio Robles, Coahuila y Texas en la época colonial y Coahuila y Texas desde la consumación de la Independencia hasta el tratado de paz de Guadalupe Hidalgo, 2 vols., México, 1946. 3 Herbert Bolton, Guide to materials for the history of the United States in the principal Archivos of Mexico, Washington D.C., Carnegie Institution, 1915.

4 En realidad ese archivo arranca de 1578.

5 Manuel Carrera Stampa, Archivalia Mexicana, México, unam, 1952, p. 125.

6 Véase Patricia Rodríguez Ochoa, Miguel Ángel Priego et al., Guía General de Archivos Estatales y Municipales de México, México, AGN, 1988.

7 El cuadro de clasificación completo del archivo de concentración se encuentra en la introducción de los catálogos del Fondo Presidencia Municipal.

 

 

Tomado de Patricia Rodríguez Ochoa, “Un archivo del norte de México: el Archivo Municipal de Saltillo” (monografía). Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, París, Julio de 1991, pp. 5-7 (inédito).

Reloj del inmueble que aloja al

Archivo Municipal de Saltillo.

Foto: Iván Vartan.

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